LILITH O LA SUPERACIÓN DE LA DOMINANCIA-SUMISIÓN
Para quién no conozca la historia de Lilith, según la tradición hebrea fue la primera mujer, anterior a Eva.
Dios hizo del barro primordial a hombre y mujer, a su imagen y semejanza
a los dos. Adán y Lilith en el paraíso tenían relaciones sexuales, pero
Adán quería estar siempre encima de ella (en otras versiones la montaba
como un animal). Pero Lilith quería cambiar la postura; no quería
someterse (en la otra versión no quería ser tratada como un animal) y
hacer siempre el deseo de Adán. Éste se quejó de Lilith a Dios. Y Dios
pidió sumisión a Lilith bajo la amenaza de echarla del Paraíso si no lo
hacía. Lilith se negó y prefirió la expulsión, no sin antes conseguir
de Yaveh que le dijera su verdadero nombre...Lilith fue, desde entonces,
la mujer del otro expulsado del Paraíso...Samael, el príncipe de las
tinieblas.
Después de esto, Adán le pidió otra mujer y Yaveh creó a Eva de una costilla de Adán. El resto de la historia ya la sabemos...
Desde entonces, Lilith ha representado o bien la maldad encarnada en la
mujer (realidad cultural hasta nuestros días) o la representación
feminista de las insumisión de la mujer y la lucha por unas relaciones
igualitarias.
Lilith no quiere someterse, no quiere ser tratada como un animal...creo
que aquí, aunque no es lo único, está una de las claves de la
integración del arquetipo, de la identificación con el mito o la
conciencia de su energía.
La dominancia-sumisión en las relaciones tiene una base biológica. En la
naturaleza existen las jerarquías aunque haya autoras como C.
Rodrigáñez que digan que no. Existen jerarquías organizativas (como el
sistema nervioso frente a otros sistemas corporales) y jerarquías de
poder en los grupos de animales que se reúnen en manadas. La dominancia
del más fuerte es una estrategia de supervivencia que tiene lugar y
tiene su función en determinadas circunstancias, como cuando se requiere
de un mínimo territorio para asegurarse la comida y la reproducción.
Pero no es la única estrategia. En otras circunstancias, es importante
saber coordinarse y cooperar. Las dos estrategias coexisten en muchas
especies, como lobos y coyotes, donde hay una jerarquía de poder y se
caza cooperativamente.
Pero el mito de la creación nos habla de la humanización...
Y como humanos tenemos características diferentes en donde quizá la
dominancia-sumisión no sea la mejor estrategia para sobrevivir. Aceptar
las jerarquías de dominancia y sumisión en nuestras relaciones se
convierte en una disfunción hoy en día donde no somos
cazadores-recolectores, ni necesitamos ampliar nuestro territorio
invadiendo el de otros (aunque vista la expoliación que se sigue
haciendo de la naturaleza está claro que es el esquema económico
dominante) . Mantener la dominancia-sumisión nos lleva a luchas de poder
y la victimización de grupos, etnias y género. Si vemos la cantidad de
violencia ejercida sobre las mujeres en todo el mundo, podríamos hablar
de un claro genocidio por razón de género. Y también nos lleva a
olvidarnos que formamos parte de un sistema ecológico, y que si seguimos
destrozando los recursos naturales el resultado final será el colapso
de la Bioesfera.
Lilith nos recuerda a las mujeres que como humanas podemos salirnos de
ese esquema de dominancia del hombre en el sistema patriarcal de
supervivencia y de todos los valores del patriarcado que requieren ser
superados. Pero nos lo recuerda no sólo a las mujeres, sino también a
los hombres...
Si lo femenino es la recepción, la contención, el cáliz; y lo masculino
es la penetración, la introducción, el falo, en el esquema
dominancia-sumisión esto se convierte en la invasión, la violación.
En una estrategia de cooperación, la interacción se convierte en una invitación a entrar, a la unión, la conexión...
La insumisión puede tomar diferentes formas. Hay formas inconscientes,
sintomáticas como disfunciones sexuales, huida de las relaciones; o
tornarse en su contrario como la identificación con el agresor. Así hay
mujeres que se identifican con la Lilith sombría de las tinieblas,
agresiva, dominante, vampírica, que provoca en los hombres el miedo a la
castración (una nueva justificación para su sumisión, tal como se debe
someter al pecado y al diablo), lo cual no soluciona el tema, sino que
divide a la mujer en dos partes, alejándola de su receptividad y
temerosa o enorgullecida de su expulsión. E identifica ser hombre, con
ser dominante e invasor, alejado de su necesidad de contención y
conexión.
Lilith clama ser integrada desde la sombra, crecer en espíritu y
humanizarnos. Clama por unas relaciones igualitarias en cooperación (no
de eliminación de las diferencias), donde cada uno complementa al otro y
nos ayuda a sentirnos fuertes sin necesidad de dominar.
Lilith pudo conocer el verdadero nombre de Yaveh...a un nivel
espiritual, Lilith es la clave para la conexión con la energía creadora,
nuestra creatividad esencial...
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