Los porqués son siempre imposibles de responder. La mente supone que, siempre que es posible preguntar
por qué, se puede responder. Pero ésta es una de las hipótesis falaces. Nunca se ha respondido ningún
porqué, ni es posible hacerlo. La existencia es; no hay porqué respecto de ella. Si preguntas, si insistes,
puedes crear una respuesta. Pero será una respuesta inventada, no será verdaderamente una respuesta.
Preguntar por preguntar es básicamente absurdo.
Los árboles son; no puedes preguntar por qué.
El cielo es; no puedes preguntar por qué.
La existencia existe, el río fluye, las nubes flotan; no puedes preguntar por qué.
La mente pregunta por qué, lo sé. La mente es curiosa; quiere saber el porqué de todo. Pero ésta es una
enfermedad de la mente, y es algo que no se puede satisfacer porque, si respondes a un porqué, surge otro
inmediatamente. Cada respuesta no hace más que generar más preguntas. Y la mente no quedará satisfecha
hasta que se te haya brindado la última respuesta. Y no puede haber última respuesta. Con última respuesta,
quiero decir que ya no puedes seguir formulando más porqués. Pero no hay posibilidad alguna de llegar a tal
situación. Sea lo que sea lo que se dice, adquiere relevancia un porqué.
Éste ha sido todo el absurdo esfuerzo de las filosofías: ¿por qué existe este mundo? Entonces, pensaron y
crearon una teoría acerca de él: que Dios lo creó. ¿Pero por qué lo creó Dios? Entonces, nuevamente, más
teorías, hasta finalmente llegar a: ¿por qué existe Dios? Entonces, lo primero que hay que tener en cuenta es
esta característica de la mente de preguntar continuamente por qué. Así como las hojas crecen de los árboles, los porqués surgen de la mente. Cortas uno y crecen muchos más.
 Puedes acumular muchas respuestas, pero la respuesta no llegará. Y, si la respuesta no está allí, la mente continuará buscándola. Por eso, esto es lo primero que quiero decirte: no insistas demasiado con los porqués.


¿Por qué insistimos? ¿Por qué ansiamos conocer la causa? ¿Por qué queremos profundizar en una cosa y
llegar al fundamento mismo? ¿Por qué?... Porque, si conoces todas las causas, si tienes cada respuesta
acerca de una cosa, te has transformado en su amo. Entonces, puedes controlarla. Con lo cual, la cosa deja de ser un misterio: pierde su maravilla. La has conocido, has eliminado el misterio.

Y la mente es asesina, aniquiladora: aniquila todo misterio. La mente siempre se siente cómoda con las cosas muertas.
Con algo vivo, la mente se siente incómoda, porque no puede dominarlo por completo. Lo vivo está
siempre allí, impredecible. No se puede fijar el futuro con algo vivo, y no sabes adónde irá, hacia dónde llevará.
Con algo muerto, todo es seguro y está preestablecido. Te sientes cómodo. No te preocupas por ello: estás
seguro.
Hay una profunda necesidad de la mente de tornar seguro todo, pues la mente tiene miedo de la vida. La
mente crea la ciencia nada más que para aniquilar cualquier posibilidad de vida. La mente intenta encontrar
explicaciones. Una vez que se encuentra una explicación, se disuelve el misterio. Preguntas por qué y te
respondes; entonces, la mente se siente cómoda. ¿Qué has logrado con ello? No has conseguido nada; has
perdido algo: se ha perdido un misterio.
El misterio te hace sentir incómodo porque es algo más grande que tú, algo que no puedes controlar, algo que no puedes usar como objeto.
 Algo que te abruma, que te subyuga, algo ante lo cual te sientes desnudo e impotente; algo ante lo cual simplemente disuelves.
 El misterio te da una sensación de muerte. Por eso tantas preguntas acerca de las causas: por qué esto, por qué lo otro.
 Esto es lo primero que hay que recordar.
Pero no creas que estoy eludiendo tu pregunta. No la estoy eludiendo, te estoy comentando algo sobre la
mente: por qué hace preguntas. Y, si puedes conservar la sensación de misterio, te voy a responder. Si se
conserva la sensación de misterio, responder no es peligroso; puede ser útil. Así, cada respuesta te guía hacia un misterio más profundo. Así todo esto se vuelve cualitativamente diferente.
Así, pides que no se te dé una explicación, porque aspiras a penetrar más profundamente en el misterio
. Así, la curiosidad no es mental; así,se transforma en pregunta, una profunda pregunta del ser.


¿Percibes la diferencia? Si estás buscando una explicación, eso es malo, y yo seré el último en satisfacer esa
demanda, ya que si lo hiciera me transformaría en tu enemigo, por tornar muertas las cosas que te rodean.
Siempre que te hable, ten en cuenta esto: cualquier cosa que yo diga no está destinada a aniquilar tu pregunta, no está destinada a darte explicaciones.
No me interesa darte respuestas. Más bien al contrario: me interesa que te vuelvas más inquisidor, más agudo para con los misterios.
Mis respuestas te llevarán a hacer preguntas más profundas, y llegará un momento en el cual todas las preguntas caerán: no porque hayas obtenido todas las respuestas, sino porque toda respuesta es vana.

Y, entonces, el misterio será total, estará por todas partes,
por dentro y por fuera. Entonces, serás parte de él, flotarás en él, tú también te habrás transformado en un ser misterioso, y sólo entonces las puertas se abrirán.

Ahora, puedo responder por qué estoy contigo y por qué tú estás aquí conmigo.
En primer lugar: no sólo aquí y en este momento estás conmigo. Lo has estado antes. La vida es tan intrincada como la corriente de un río. La dividimos en pasado, presente y futuro, pero es sólo una división con fines utilitarios. La vida no puede dividirse. El flujo de la vida es simultáneo.

El río Ganges en su naciente, el río Ganges que atraviesa el Himalaya, el río Ganges en las llanuras, el río
Ganges desembocando en el océano, es uno solo. Es simultáneo. El nacimiento y el fin, el comienzo y el fin, no son dos cosas separadas: es una corriente.
 No es el pasado y el futuro, es un presente eterno. Hay que comprender esto profundamente.

Ya has estado conmigo. Estás conmigo. No es una cuestión pasada. Si puedes permanecer en silencio, si
puedes dejar un poco de lado tu mente, si puedes volverte una nube blanca situada encima de una colina, sin
pensar, sino sólo estando, lo sentirás. Has estado conmigo, estás conmigo y estarás conmigo. Este estar conmigo no es una cuestión de tiempo.

Alguien le preguntó a Jesús: "Tú hablas de Abraham, ¿cómo lo conoces?" Porque hay una gran brecha de
tiempo entre la época de Abraham y la de Jesús, miles de años. Y Jesús dio una respuesta muy misteriosa, la más misteriosa que Jesús hubiera pronunciado jamás.
 Dijo: "Antes de existir Abraham, yo existo. Antes de existir Abraham, yo existo." El tiempo se ha disuelto.

La vida es un eterno presente. Siempre hemos estado aquí y ahora: siempre y por siempre. Diferentes
configuraciones, diferentes formas, por supuesto, diferentes situaciones. Pero hemos estado siempre, siempre.
Los individuos son ficciones. La vida no está dividida. No somos como islas; somos uno. Es necesario sentir
esta unidad y, una vez que la sientes, el tiempo desaparece, el espacio deja de tener sentido. De repente, te
ves arrancado tanto M tiempo como del espacio. Entonces, existes; simplemente existes.
Alguien le preguntó a Buda:
-¿Quién eres?
Y Buda dijo:
-No pertenezco a clase alguna. Simplemente existo. Existo, pero no pertenezco a clase alguna.
En este preciso momento, puedes vislumbrarlo. Si no estás pensando, ¿quién eres? ¿Dónde está el tiempo?
¿Hay un pasado? ¿Y un futuro? Entonces, este momento se transforma en la eternidad. Todo el proceso del
tiempo no es más que un ahora prolongado. Todo el espacio no es más que un aquí extendido.
Entonces, cuando me preguntas por qué estoy aquí, o por qué tú estás aquí, es porque es la única manera de existir.
 No podría estar en ninguna otra parte, así como tú no podrías estar en ningún otro lugar. Así es como
nos hemos reunido. Tal vez no puedas verlo bien ahora. Para ti, los nexos no están tan claros, porque tu propio inconsciente no te resulta tan transparente, ya que no te conoces del todo.
Te resulta conocida una décima parte de tu ser; las restantes nueve partes permanecen en la oscuridad.

Eres como un bosque con un pequeño claro. Han cortado los árboles y se ha generado un pequeño espacio en el cual se puede vivir.
Pero, más allá de este claro, está el bosque oscuro, cuyos límites no conoces. Y le tienes tanto miedo al bosque oscuro, y a los animales salvajes, que nunca sales de tu claro.
 Pero éste es sólo una parte del bosque oscuro. Sólo conoces una parte de tu ser.

Te veo como tu oscuridad total, el bosque completo de ti. Y, una vez que percibo a un solo individuo en su
totalidad, esto involucra a todos los individuos, pues ese bosque no está dividido. En esa oscuridad, los límites se unen, se fusionan y se hacen uno.

Estás aquí. Si presto demasiada atención a un individuo, estoy concentrándome en mí mismo. Pero, aun
haciéndolo, percibo permanentemente que tus límites se fusionan con los ajenos. Así que, para ciertos
objetivos, puedo considerarte como un individuo, pero en realidad no es así. Cuando no estoy concentrado,
simplemente te miro sin verte: sólo una mirada, después dejas de estar ahí. Tus límites se unen a los de todos
los demás, y no sólo con los contornos de hombres y de seres humanos: con árboles, con rocas, con el cielo...con todo. Los límites son ficciones. Por eso, los individuos son ficciones.

Estoy aquí porque no podría estar en ningún otro lugar. Así es como la vida se me ha dado. Tú estás aquí
porque no podrías estar en ninguna otra parte. Así es como se te ha dado la vida. Pero es difícil aceptarlo.
¿Por qué? Porque, cuando no puedes controlarla, la vida se torna más grande que tú.
Si digo que estás aquí porque eres un gran buscador de la verdad, te sientes más tranquilo. Si estás aquí por
ser un gran buscador de la verdad, el yo se siente satisfecho. Entonces, si quieres, puedes irte. Eres tú el que
elige. Así, controlas Ya vida, en vez de ser controlado por ella. Pero no digo eso; digo que estás aquí porque la vida se te ha dado de esta manera.
 No podías haber elegido; no es tu elección. Aun si te vas, no sería tu opción.
 Nuevamente, sería el modo en que la vida se te da. Si optas por quedarte, eso tampoco es una elección.
No es posible elegir, ya que sólo se puede elegir con el yo.

Cuando no se alimenta al yo, nos sentimos intranquilos, incómodos. Entonces, hay dos formas de estar en
calma: una es seguir alimentando al yo; la otra es simplemente dejarlo de lado. Y recuerda: la primera es una
vía temporaria. Cuanto más alimentas al yo, tanto más demandará. Y esto no termina nunca.
Así que te digo: la vida se ha dado de un modo tal que estoy aquí y tú estás aquí. Y se ha dado antes en
muchas ocasiones, así como seguirá dándose de la misma forma. Si puedes darte cuenta de esto, de repente
muchas más cosas se tornarán posibles. Si te das cuenta de esto, estarás más abierto, menos cerrado, más
vulnerable, más receptivo. Entonces, no tendrás miedo. Y la vida podrá pasar por ti. Así, la vida se transforma en una simple brisa, y tú te conviertes en un cuarto vacío, y la vida viene y va... y tú lo permites.
El secreto es permitirlo: el secreto de todos los secretos.

Por eso enfatizo, insisto en que no estás aquí por una elección de tu parte. Yo tampoco estoy aquí por una
elección mía. En lo que a mí concierne, no puede haber elección alguna, porque no lo estoy. En lo que a ti
concierne, puedes sostener la ilusión de que estás aquí debido a tu elección, pero eso no es un hecho.
Y yo no voy a alimentar tu yo, pues hay que destruirlo. En eso consiste todo el esfuerzo: cómo destruirte.
Porque, una vez que se diluyen tus límites, eres infinito. Esto puede ocurrir en este preciso instante. No hay
barreras para ello; sólo tu resistencia. Mucha gente viene y me pregunta: "¿Hemos estado contigo antes?"
Si digo que sí, se sienten muy bien. Si digo que no, se sienten desalentados y deprimidos. ¿Por qué? Vivimos en un mundo de ficciones.
 Estás aquí conmigo; esto no es tan importante. Has estado conmigo en el pasado;
esto parece ser más relevante. Y te estás perdiendo este momento en el cual realmente puedes estar conmigo, ya que estar conmigo no es sólo un fenómeno físico.
 Puedes sentarte a mi lado y aun asi no estar conmigo.
Puedes pegarte a mi durante años y no estar conmigo ni por un momento: porque estar conmigo sólo significa que no existes.

Yo no existo y, si durante un momento tú tampoco estás allí, se producirá un encuentro: dos vacíos se unirán.
Recuerda: sólo dos vacíos pueden encontrarse; no hay otra fusión posible. Siempre que hay una unión, se trata de dos vacíos fusionándose.

El yo es muy sólido, demasiado sustancial para fusionarse. Entonces, puedes luchar, chocar, pero no puedes
reunirte con otro. Puedes pensar que ese choque entre dos yoes es una reunión; y es una especie de reunión: se juntan, pero nunca están realmente juntos.
Se encuentran y aun así no se encuentran. Se tocan uno al otro
y aun así permanecen intactos. Tu vacío interior permanece como tierra virgen: no ha sido penetrado.
Pero cuando el yo no está allí, cuando no sientes mucho "yo", cuando no estás pensando para nada en ti, eso es lo que Buda llama anatta: no individualidad.
Fue muy mal interpretado. En la India la gente hablaba de atman: el si mismo, el sí mismo supremo.

Todo el mundo buscaba el supremo sí mismo, la forma de transformarse en el sí mismo fundamental. Y
entonces viene Buda y dice que no hay sí mismo que alcanzar y que es mejor la no individualidad. Su
enseñanza no podía ser aceptada. Buda fue expulsado de su país. No se lo aceptaba en ninguna parte. Un
Buda siempre es expulsado. Adondequiera que vaya, lo expulsarán, pues te golpea tan profundamente que no puedes tolerarlo. Dice que no existes.

Cuando estás vacío, cuando no hay más que vacío, se produce el encuentro. Cualquiera que sea capaz de
vaciarse se fusionará. Y ésta es la única forma de hacerse uno con la existencia. Puedes llamarlo amor,
puedes llamarlo devoción, puedes llamarlo meditación, o como más te guste.
Tú estás aquí porque la vida se te ha dado así.
Yo estoy aquí porque la vida se me ha dado así.
Y recuerda: eres sabio, inteligente, calculador. Aun si fallas, lo harás con gran sabiduría. Lo racionalizarás.
Dirás que no había nada que obtener. 0 encontrarás argumentos que oculten el hecho. Si estás alerta a esta
posibilidad de fallar, entonces la fusión se hace posible de inmediato. Y digo de inmediato, porque no hay necesidad de posponerla.

Y esto es importante: que la vida se haya desarrollado de tal manera que tú estés aquí. Millones de personas
están allí y la vida no se les ha dado de esta manera. Eres afortunado, pero no hagas de esto alimento para el yo porque, si tu yo saca algo de esto y se hace más fuerte, habrás desperdiciado esa suerte.
 Tienes suerte, pero sigue siendo una posibilidad abierta. Puedes acceder a ella, o dejaría pasar.
Y esto es raro; es raro por varias razones.
Primero, es difícil sentirse atraído hacia una persona que está vacía.
 Es muy difícil, porque el vacío no constituye una fuerza tan magnética.
 Te sientes atraído hacia un hombre que tiene algo. ¿Por qué nos sentimos atraídos hacia un hombre que tiene algo? Porque tenemos deseos.
También nosotros queremos tener algo.
 Te sientes atraído hacia un político que tiene poder porque aspiras al poder, es el poder lo que te
atrae. Entonces, cualquiera que lo tenga se transforma en ídolo, en héroe. Te sientes atraído hacia una
persona que tiene fabulosas riquezas. Como tú eres pobre, desde adentro persigues las riquezas; entonces,
cualquiera sea el que las posea se torna ideal. ¿Pero por qué debería uno sentirse atraído hacia alguien que no tiene nada?

Esto es ser afortunado, una rara posibilidad. A veces, la vida transcurre en forma tal que te sientes atraído
hacia alguien que no tiene nada, que está vacío. No vas a obtener nada de él; tienes todo para perder con él.
Es una apuesta. Es decir que eres un apostador: por eso estás aquí. Y, si no lo apuestas todo, habrás de
perder, pues esta apuesta no puede ser parcial: no se aceptan apuestas parciales. Ésa no es la regla de este
juego.

Entonces, no te detengas; apuesta todo lo que tienes. Es peligroso y riesgoso. Por eso digo que es raro
sentirse atraído hacia Jesús. Muy pocos lo sienten. Conoces la historia de Jesús: sólo doce se sintieron
atraídos... los doce Apóstoles. Y gente común: algún pescador, algún leñador, algún granjero: sin rasgos
llamativos; simplemente, gente común. ¿Por qué estas personas se sienten atraídas hacia Jesús? Ser común
es una característica poco frecuente, pues quienes no son comunes van tras una ilusión de] yo: riquezas, poder, estatus. Un granjero, un pescador, un leñador- personas insignificantes, absolutamente comunes, que no buscan conseguir nada: ellos se sienten atraídos hacia Jesús.


Es raro ser común. Ser absolutamente común es algo realmente extraordinario. Se dice que los maestros zen
afirman continuamente: "Vuélvete común y serás extraordinario." Todo ser común trata de ser extraordinario:
esto es lo común. Sigue siendo ordinario. Esto implica no aspirar a nada, no buscar ningún logro, verdaderamente no estar orientado hacia ninguna meta; sólo vivir momento a momento, navegando.
 A eso me refería cuando hablaba de andar a la deriva como una nube blanca.

Tu estar aquí también es excepcional por otras razones... porque la mente humana siempre le teme a la
muerte. Se apega a la vida, hay allí una sed de vida. Aun en la miseria, se apega a la vida: un temor profundo a la muerte. Y, cuando una persona viene a mí, en realidad está acercándose a la muerte, a la disolución.
 Seré un abismo para ella, un abismo sin fondo en el cual habrá de caer, y caer, y caer..
 ¡y no llegará a ningún lado!
Si me miras profundamente, te sentirás mareado. Si clavas la mirada en mis ojos, verás el abismo, y el temor
se apoderará de ti: y el caer, y caer... Sólo piensa en la hoja que cae al abismo. Y el abismo es infinito, no tiene fondo, así que no puede llegar a ningún lado; sólo puede desaparecer: cayendo, cayendo, cayendo,
desaparecerá.

El viaje religioso comienza, pero nunca termina. Vienes a mí, caes en mí, desapareces, nunca llegas a ninguna parte. Pero en esa desaparición radica el encanto.
Jamás se ha conocido otro encanto, no hay allí ningún otro encanto.
 ¡El encanto de la desaparición total! Tal como una gota de rocío desaparece en la mañana cuando
sale el sol, o tal como en la noche brilla una lámpara de barro, viene un viento y la llama se apaga y aparece la oscuridad... La llama ha desaparecido y no puedes encontrarla por ninguna parte: del mismo modo
desapareces tú.

Es raro buscar el suicidio. Esto es el suicidio, ¡el suicidio real! Puedes matar el cuerpo en cualquier parte, pero no puedes matar el sí mismo en cualquier parte.
 Por eso, estás listo para el suicidio final: la aniquilación del sí mismo.

Pero no tornes explicaciones todas estas cosas; no lo son. Siempre me opongo a las explicaciones. Si todo
esto se te vuelve más misterioso, si todo esto se te torna más vago, cuanto más, mejor. Si tu mente se obnubila y no sabes qué es cada cosa, ése es el mejor estado.


MI CAMINO
EL CAMINO DE LAS
NUBES BLANCAS
OSHO

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