Genealogía del Hombre
de Annie Besant
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PREFACIO

Al mandar estas conferencias a los estudiantes de Teosofía, deseo advertirles que no tienen la pretensión de ser una exposición más “autorizada" que la de los demás libros que han salido de mi pluma,: Quizás podrá parecer superfluo que repita una advertencia que con tanta frecuencia he hecho; pero la tendencia a considerar la simple labor de una estudiante como una enseñanza autorizada se repite una y otra vez, y de aquí la necesidad de repetir lo que tantas veces se ha dicho. En estas conferencias trato un asunto sumamente complicado y difícil. Además, no he tenido la oportunidad de consultar con nadie acerca de la exactitud de las observaciones hechas, por medio de las cuales he llenado los vacíos que se observan en la serie de hechos que nos dejó H. P. B. De aquí que estas conferencias solo sean las observaciones todavía no demostradas de una simple estudiante, llevadas a cabo solo con la ayuda de los pobres y escasos poderes que poseo, y realizadas en medio del tumulto de las ocupaciones de la vida. Las cosas que he tenido ocasión de observar han arrojado mucha luz sobre mi espíritu, y han resultado beneficiosas a la par que interesantes para los muchos asiduos estudiantes en cuya presencia se dieron estas conferencias. Ellas han solventado muchos enigmas, y han hecho inteligibles muchos datos antes confusos y de difícil comprensión. Sin embargo, es muy posible que, en cuanto a los detalles, existan muchos errores, si bien parece ser que los principales hechos nuevamente observados son exactos. Con respecto a fijar fechas, por lo que a los antiguos. tiempos se refiere, me creo completamente incompetente. Fácil es el observar la presencia del hombre junto con la de algunas especies de animales sobre este globo, pero esto no es suficiente para fijar fechas precisas. Por lo que a este punto se refiere, he tomado por norma la Doctrina Secreta, debido a que, a medida que mi conocimiento se ha aumentado paulatinamente, me ha demostrado la exactitud por punto general de este maravilloso libro, así como que H. P. B. poseía una suma de conocimiento oculto que ninguno de entre nosotros puede pretender sobrepujar.
Quizás deba añadir que estas materias, tales como son tratadas en estas conferencias, no tienen una gran importancia. Sin embargo, todo lo que se refiere a nuestro pasado es sumamente interesante, a pesar de los errores de detalle, los cuales no son obstáculo que nos impida adquirir el conocimiento de las verdades y principios capitales. Por mi parte he hecho cuanto me ha sido dable para descubrir la verdad y evitar las equivocaciones y errores, pero la exactitud en semejantes materias es más cuestión de poder que de buen deseo.
Por lo tanto, al publicar mi pequeño libro, lo hago con el pleno conocimiento de su insuficiencia, si bien con la esperanza de que podrá ser de utilidad a mis compañeros de estudio, a lo menos temporalmente, hasta que llegue el momento en que todos sepamos más.

ANNIE BESANT
PRIMERA CONFERENCIA

La Genealogía Espiritual

Queridos amigos: Muchos de vosotros sabéis que durante los últimos cincuenta años, la ciencia de los países Occidentales ha tratado de hallar las huellas de lo que se llama la genealogía del hombre. En Alemania, en Francia y en Inglaterra, los hombres de Ciencia han tratado de ordenar el gran número de hechos recogidos, a fin de hallar un árbol genealógico y comprender el sistema por medio del cual el hombre ha evolucionado desde la niebla de fuego hasta el Ser humano civilizado.

 La gran dificultad con que se ha tropezado para hallar las genealogías del hombre, estriba en el hecho de que dichas genealogías sólo se han buscado en su naturaleza física. En las huellas de su cuerpo, los hombres de Ciencia siguen paso a paso el camino a lo largo del cual este maravilloso y complicado organismo ha sido construido célula tras célula en todos los reinos de la naturaleza; y esto lo han hecho con una paciencia digna del mayor encomio y con bastante éxito, aunque su ignorancia de los ciclos sucesivos de progreso ha causado mucha confusión, muchos enlazamientos de tipos separados por incalculables eones de tiempo, y mucho revolver de arriba abajo las series y sucesiones, así como el trasladar los descendientes en el lugar que antes ocupaban los antecesores y viceversa.
Ahora bien; una vez habéis seguido punto por punto las huellas de la genealogía del cuerpo del hombre, esto no obstante no os halláis en posesión de su genealogía. El hombre no es el cuerpo; el cuerpo no es más que el vestido que el hombre lleva; y aquél jamás puede ser comprendido si de su genealogía excluís al Espíritu que lo hace eterno, y a la inteligencia que es un aspecto de este Espíritu, el cual se diferencia en este mundo de materia, y se manifiesta como intelecto y como mente. De esta suerte las genealogías científicas del hombre son todas prácticamente excluidas por la naturaleza parcial de la genealogía, y por el hecho de que se examina exclusivamente la parte humana menos importante del hombre. En las enseñanzas Teosóficas, las cuales nos han sido legadas por los grandes Rishis del pasado, y además, apoyadas, comprobadas y perpetuadas en las escrituras de todas las grandes religiones del mundo, hallaréis una genealogías más verdadera que trata de cada una de las partes de la naturaleza del hombre. No es sólo en los Shástras Indos, aunque son los más completos acerca de este punto, en donde podéis hallar huellas de esta revelación primitiva, y en donde podéis ver algo referente al dilatado camino que el hombre ha recorrido en su viaje desde el mineral hasta Dios; más aun, mejor debiera decir desde Dios al mineral, y luego desde el mineral a Dios, puesto que, como en verdad se ha dicho, no sólo en los escritos Indos, sino también por nuestros hermanos del Islam, "De Dios procedemos, y a Dios volvemos".
Así, pues, con el objeto de que nos sea factible trazar con algún acierto la genealogía del hombre, creo que obraremos acertadamente siguiendo los amplios derroteros delineados por el gran "discípulo de los Rishis H. P. B., a quien saludo aquí con toda la efusión de mi alma agradecida, por la luz y conocimiento que ella ha traído al mundo moderno. Desde el mismo principio de estas conferencias me complazco en reconocer mi deuda a su gran obra la Doctrina Secreta, de la cual todo el plan y los innumerables detalles son tomados. Por mi parte he añadido algunos hechos; he llenado alguno que otro vacío, y he puesto quizás un puente a algunas lagunas. Sin embargo, la mayor parte de los materiales son suyos, pues son extraídos del archivo de su vasto conocimiento oculto, de su gran repertorio de verdades 1.
H. P. B. nos enseña que, al tratar de comprender al hombre y su genealogía, debemos tener en cuenta tres grandes líneas de evolución. Primero; la evolución espiritual que es de con mucho la más importante, puesto que el Espíritu es el dueño de la materia, el que la guía, la moldea y le da forma; y a menos de que la genealogía espiritual sea conocida, el hombre permanecerá siendo siempre un problema insoluble. Segundo; en el polo opuesto de la naturaleza humana, esto es, el físico, está la genealogía del cuerpo del hombre. La genealogía espiritual es el descenso gradual del Espíritu en la Materia. La genealogía física es el resultado de la ascensión del Espíritu a través de la Materia, a la cual moldea para dar lugar a la manifestación de sus propios e inherentes poderes. Tercero; examinando estas dos grandes líneas, una de ellas descendiendo de arriba abajo, y otra ascendiendo. de abajo arriba, llegamos a un punto en que una tercera línea de evolución en la genealogía del hombre se junta con ambas, y las une para formar el ser humano. Esto constituye la evolución intelectual; esto es, la llegada del Ego con el fin de tomar posesión de su tabernáculo físico, así como para unir este tabernáculo con el Espíritu que lo ha cobijado, y que por medio de su sutil influencia lo ha moldeado y construido. Una vez hemos trazado la evolución espiritual, la física y la intelectual, entonces se presenta a nuestra vista una vasta perspectiva en la cual podemos ver la completa genealogía del hombre bosquejada en amplios y comprensibles perfiles, y así podemos principiar a comprender algo de la maravilla de esta Naturaleza Humana que es Dios; Dios en forma manifestada, divino en esencia y en poderes. H. P. B. dice: "Para la formación de los tres Upadhis periódicos, existe en la naturaleza un triple esquema evolucionario; o mejor dicho, tres esquemas distintos de evolución, los cuales en nuestro sistema están inextricablemente entrelazados y entremezclados constantemente. ..
1ro) El Monádico, como su nombre indica, es el que se refiere al progreso y desarrollo en las fases de actividad todavía elevadas de las Mónadas, en conjunción con:
(1) Teniendo esto en cuenta, las referencias a la Doctrina Secreta solo se citan cuando hay algún motivo especial para ello. En realidad puede decirse que todas estas conferencias se refieren constantemente a dicha obra.

2do) El Intelectual, representado por los Manasa Dhyanis (los Devas Solares, o Agnishvatta Pitris ), los dadores de la inteligencia y de la conciencia al hombre; y

3ro) El físico, representado por los Chhayas de los Pitris Lunares, entorno de los cuales la Naturaleza ha condensado el actual cuerpo físico. .. La unión de estas tres corrientes en el hombre, es lo que lo hacen el ser complejo que ahora "es" (2).

Ahora bien; ésta es la gran tarea que debemos llevar a cabo en estas conferencias. A mis débiles manos, a mi imperfecta oratoria ha sido confiada esta labor, labor demasiado importante en verdad para mí, que tan limitada soy en conocimiento y poderes para realizar tamaña empresa, y por lo tanto, para poder prometerme un éxito completo. Así pues, todo lo que puedo esperar de mi trabajo, es presentaros los resultados de un estudio dirigido por un conocimiento muy superior al mío, esperando con esto, no imponeros autoritariamente un esquema que debéis aceptar, sino exponeros los datos que una estudiante puede proporcionar a sus compañeros de estudio, los cuales os pueden ser de utilidad en vuestras investigaciones, y serviros, si es que tengo tal fortuna, a manera de norte y guía a través del intrincado laberinto de la naturaleza, de modo que puedan ayudaros en vuestros esfuerzos para franquearlo.
Hoy nos ocuparemos de la primera de estas tres ¡¡neas de la genealogía humana, la genealogía espiritual del hombre. A fin de comprenderla bien, debemos principiar con delinear dos amplios bosquejos. Primero, el bosquejo de aquellas grandes Jerarquías de Inteligencias espirituales que en pasados Kalpas, en pasados universos, habiendo completado su evolución humana, se han elevado lo suficiente para llegar a ser cooperadores con Ishvara en la formación de un nuevo Brahmanda. Estas son las Jerarquías que dirigen y moldean los Arquitectos, los Constructores de sistemas solares. Nos es indispensable tener alguna idea, por vaga, por imperfecta, por pobre que sea, de estas grandes Jerarquías que pueblan nuestro sistema solar, y a quienes somos deudores de nuestra evolución espiritual; alguna:' idea expuesta con veneración y respeto por imperfecta que sea, puesto que Ellas son la vida del universo, Ellas son las directoras de la evolución espiritual, intelectual y física. El segundo bosquejo es el del Campo de la Evolución, el lugar en donde la evolución se verifica.
Ahora bien; en los antiguos anales ocultos, idénticos en este punto con las más antiguas enseñanzas Indas, hallamos que nuestro sistema solar cuenta una existencia que se extiende más allá de lo que para nosotros es un ilimitado pasado, pues según se dice, tiene al presente una edad de l.955.884.703 años(3) ; un período tan enorme que al mentado no hago más que proferir palabras, las cuales no llevan idea alguna a la mente humana, como no sea la de una antigüedad ilimitada. Retrocediendo hacia este remoto pasado, vemos, empleando el magnifico símil de Manu, a Ishvara apareciendo como una Montaña de Luz para iluminar las tinieblas. No existen palabras mejor apropiadas que éstas para dar una idea del amanecer de un nuevo universo. Las palabras son casi obstáculos en el camino de la comprensión de la vaga idea de la aparición de la Luz en medio de las tinieblas insondables. Este es el simil que escogió el Creador de la Humanidad, cuando quiso describir a los hombres el amanecer de un sistema solar. Luego se nos dice -y nosotros sólo podemos repetir respetuosamente lo que se nos dice- que Ishvara Se desarrolla en una triple manifestación, en tres Formas, y de esta maravillosa luz vemos surgir en prodigiosos y magníficos contornos tres poderosas y divinas formas. Estas Formas son los poderes, los Aspectos de Ishvara, las cuales deben manifestarse en el futuro universo. Ishvara es quien crea, quien conserva, y quien destruye, cuando se aproxima el fin del sistema. Al Uno en tres Formas, o al Tres cuya esencia es Una, podemos llamarlo como bien nos plazca. Nosotros percibimos confusamente en tres upadhis lo que aparece con el objeto de obrar, pero esto no divide a la Conciencia que todo lo comprende y abarca, la cual anima las tres Formas. A estas prodigiosas Formas les damos el nombre de LOGOS, empleando este término griego que significa la PALABRA, debido a que la idea de sonido expresa mejor los incalculables poderes de la Deidad manifestada, sonido que crea, conserva y destruye. Al presente esta triplicidad aparece en todas las religiones, ex-cepto acá y allá, en donde por causas accidentales y de poca monta, no ha sido todavía clara y definitivamente aceptada. Retroceded a la lejana Caldea; estudiad en los exhumados restos de las abiertas tumbas del desolado Egipto los secretos que sus momias os revelan, y en todas partes, del mismo modo que en los Shastras Indos, veis surgir el Tres del Uno; Uno en la divinidad de Su naturaleza, Tres en Sus poderes manifestados.
Luego, en tomo de esta brillante Trimurti, vemos, permaneciendo en la luz que procede de Ella, a los frutos de pasados universos; esto es, a Aquellos que han conseguido elevarse a esta maravillosa altura espiritual; y las próximas Formas que confusamente vislumbramos en medio de esta luz, son de Aquellos que son llamados los Siete. Las palabras descriptivas, los nombres dados a este número, los Siete, difieren en las diversas religiones. El Indo habla de los siete hijos de Aditi - el octavo fue Marttanda, el sol; teniendo cada hijo, o Aditya, su particular "casa" propia.

(2) Doctrina Secreta l, 2o3 - 2o4
(3) Doctrina Secreta, II, 72 Y nota

Han sido llamados los Siete Espíritus del Sol; los siete Dioses del Misterio fue Su nombre en el antiguo Egipto. En la religión de Zoroastro eran llamados los siete Amshaspends. Entre los Judíos, Ellos son los siete Sephiroth; entre los Cristianos y Mahometanos, Ellos son los siete Arcángeles. Los nombres no tienen importancia alguna. Lo importante es que todas las religiones Los presentan como permaneciendo en tomo de la Trinidad manifestada, siendo los Virreyes, por decirlo así, de Ishvara en el vasto Imperio del sistema solar, teniendo cada uno Su propio reino, y administrando cada uno Su propio y particular departamento. Los Teosofistas Les damos el nombre de Logos Planetarios, porque estos siete Espíritus del Sol han sido constantemente identificados con los siete planetas sagrados, los cuales son Sus cuerpos físicos. Estos planetas en su forma externa son globos aquí, algunos de los globos que forman nuestro sistema solar; pero en su naturaleza espiritual son los poderosos Hijos de Aditi. cada uno de los cuales posee Su propia casa, esto es, su planeta particular, gobernando en Su propio reino, un departamento definido del universo solar. En tomo de estos Hijos de Aditi, en un más amplio circulo, existen además los grandes Seres, las Jerarquías creadoras, o las Doce Ordenes Creadoras del universo. Cada una de estas Ordenes está presidida por uno de los Doce grandes Dioses que se mencionan en todas las historias antiguas, apareciendo grandes y magníficos desde la gran distancia en que Ellos moran. Estos Dioses están simbolizados en los familiares Signos del Zodiaco, pues el Zodiaco no es una invención moderna, sino que fue legado a la Cuarta Raza por los grandes Instructores, y en vuestros propios anales podéis leer los nombres de algunos de Ellos, uno de los cuales, Asuramaya, es conocido como el primero de los grandes astrónomos; él fue quien dio los Zodiacos al Egipto y a la India. Estos círculos astronómicos son los símbolos, los cuadros sobre los cuales está escrito el plan del sistema solar, y en las tradiciones del pasado hallamos el norte y gula para salir del laberinto, y comprendemos por qué se nos dice que un planeta "rige", o es el Señor de uno de los signos del Zodiaco, puesto que el planeta es el Espíritu Planetario, y Su signo del Zodiaco es una de las grandes Jerarquías Creadoras, la cual contiene en sí misma a las restantes Jerarquías como subjerarquías, y éstas, bajo Su gobierno y dirección, construyen Su reino, y ayudan a evolucionar a las Mónadas que en él se hallan. Si tenéis esto en cuenta, este cuadro, aunque sorprendente, no se os hará confuso y de difícil comprensión. Primero aparece la gran Trinidad; en torno de esta Trinidad los siete Espíritus que son sus Virreyes en Su universo; en torno de estos Espíritus las doce Jerarquías Creadoras, cuya misión es construir el universo. En la presente etapa de evolución, de estas doce Jerarquías Creadoras, cinco de ellas han desaparecido del alcance de la vista de aun los más grandes y más desarrollados Instructores de nuestro mundo; cuatro de ellas han alcanzado la liberación, y una está tocando los umbrales de la misma. Así, pues, y por lo que a nuestra particular evolución se refiere, solo tenemos que ver al presente con siete de Ellas, las cuales afectan, por decirlo así, a nuestro fragmento Deifico, la porción de Ishvara4 , el Jivatma, el ser viviente, que pronto veremos que, en su naturaleza más espiritual y elevada, es una parte integrante de una de estas Jerarquías. Tratemos de obtener una vislumbre de las principales características de Ellas, puesto que no es indispensable describirlas por muy imperfectamente que lo hagamos, a fin de que no aparezcan completamente confusas a nuestros ojos, cegados por la esplendorosa luz en la cual moran.
Primero viene la Orden que únicamente se puede describir por medio de palabras relacionadas con el fuego; se les llama Hálitos Ígneos Informes, Señores del Fuego, llamas Divinas, Fuegos Divinos, Leones de Fuego, Leones de Vida; nombre tras nombre, epíteto tras epíteto, refiriéndose todos a los atributos del fuego, pues se ha escrito que Ellos son la Vida y el Corazón del universo, el Atma, la Voluntad Kosmica, pues por medio y a través de Ellos pasa el Rayo divino de Paramatma que despierta Atma en la Mónada del hombre.
Por debajo de Ellos está la segunda gran Jerarquía, doble en su naturaleza, las "dobles unidades", Fuego y Éter, la Razón manifestada, la Sabiduría del sistema, lo que llamamos Buddbi Kósmico, lo qUé despierta Buddhi en la Mónada del hombre. Por debajo de Estos está la tercera, Mahat, o Manas Kósmico, "'las Tríadas", Fuego, Eter, Agua, la actividad Kosmica, que también vierte una parte de su esencia sobre la Monada del hombre .a medida que éste desciende.
Estas son las Ordenes Creadoras Arupa, las cuales moran en una materia demasiado sutil para asumir una forma limitada, materia en la cual todas las "formas" están entremezcladas y se .compenetran mutuamente.
Más abajo de estas Ordenes, hay las Ordenes Creadoras Rupa, y la primera de ellas, la cuarta entre las Jerarquías, es la nuestra, la Jerarquía de las Monadas humanas, que, sin embargo, no han abandonado el seno de nuestro Supremo Hacedor, en donde en realidad permanecemos constantemente inseparables de El, aunque a nosotros, supeditados como estamos por las férreas mallas de la materia, se nos figura que somos distintos, y que estamos completamente separados. Nosotros podemos percibir confusamente que estas Monadas están allí, en la gloria de su origen, junto con una "determinada individualidad espiritual", que, según se ha escrito, se separa cada vez más y más en los planos inferiores. Después que hayamos concluido el imperfecto bosquejo de las siete grandes Jerarquías, lo cual nos proporcionará una ojeada a vista de pájaro del conjunto de nuestro tema, volveremos a ocuparnos de las Monadas

(4) Una porción de Mi mismo, un ser viviente. Bhagavad Gita, XV, 7

. Los llamados Jivas Imperecederos, son la cuarta de las siete Ordenes Creadoras -no de las doce- con las cuales estamos relacionados. Luego siguen las tres últimas Ordenes que contienen una gran parte de lo que ya ha evolucionado en nuestro esquema planetario en pasados Kalpas, y de las cuales podemos saber algo más, puesto que están relacionadas con nuestra especial evolución.
La quinta Jerarquía es llamada la de Makara, y tiene por símbolo el pentágono. En éste aparecen los aspectos duales espirituales y duales físicos de la naturaleza, los positivos y los negativos en lucha entre sí; estos últimos son los turbulentos, los "rebeldes" de un gran número de mitos. Pronto tendremos bastantes datos acerca de estos rebeldes, los cuales son llamados los Asuras, nacidos del primer Cuerpo de Brahma, el Cuerpo que, rechazado, se convirtió en Tinieblas. Una gran hueste de Seres de esta Jerarquía proceden de un pasado universo, y surgen en su completo desarrollo, por así decido, del Logos Planetario. Estos Seres parece que también son llamados Asuras, y pertenecen a este universo por su evolución, pero nosotros estamos especialmente relacionados con los nacidos del Cuerpo de Tinieblas. Estos son Seres de un gran poder y conocimiento espiritual, pero llevan profundamente oculto en si mismo el germen, la esencia de Ahamkara, de aquella que yo creo que constituye la facultad que es necesaria para la evolución humana. Ellos son el fruto de la primera Cadena planetaria, palabra ésta que se hará más familiar y comprensible a medida que prosigamos en nuestro estudio.
La sexta de estas grandes Jerarquías contiene algo que también podemos comprender; contiene a los nacidos del Cuerpo de Brahma que es conocido como el Cuerpo de Luz, o del Día. Entre esta hueste de Devas se ve brillar con especial resplandor a un grupo de Ellos; son los Pitris de los Devas, los cuales son conocidos con el nombre de Agnishvattas, Aquellos que son llamados los _séxtuples Dhyanis"; Ellos son los que lo dan todo al hombre excepto el Atma y el cuerpo físico, y por lo tanto son llamados los dadores de los cinco principios medios humanos". Ellos dirigen a la Mónada a fin de que le sea factible obtener los átomos permanentes relacionados con estos principios, o el "quíntuple plasma". Ellos son el fruto de la segunda Cadena planetaria. Esta Jerarquía incluye además grandes huestes de Devas, los más elevados Espíritus de la Naturaleza, o Elementales del Reino Medio. La séptima Jerarquía contiene aquellos a quienes conocemos bajo el nombre de Pitris Lunares, o los Pitris Barhishad, nacidos del Cuerpo de Brahma llamado el Crepúsculo, el Sandhya. Estos Pitris Barhishad están relacionados con la evolución física del hombre, del mismo modo que los Pitris Agnishvatta lo están con la intelectual; así es que a medida que prosigamos en nuestro estudio trabaremos conocimiento con ambos. Además, aquellos que vemos agruparse a su alrededor, y que pertenecen a su Jerarquía, son sus agentes en la obra que deben llevar a cabo; vastas huestes de Devas, los Espíritus inferiores de la Naturaleza, o Elementales del Reino más Inferior, los cuales están ocupados en la actual construcción del cuerpo del hombre. Y aquí se hallan también los espíritus de los átomos, las semillas de la evolución en Kalpas futuros, pero con ellos no tenemos nosotros aquí nada que ver.
Así, las siete grandes Jerarquías, u Ordenes Creadoras, se presentan ante nuestra vista en su esplendor, prontas para llevar a cabo la misión que les está encomendada, la misión de guiar a sus hermanos más jóvenes a lo largo del sendero de la evolución, y la de dirigir el desarrollo de poderes espirituales en un universo de materia.
Ahora echemos una ojeada al segundo gran bosquejo, el del Campo de la Evolución. Sobre éste no me extenderé mucho,
puesto que sus contornos se harán claros y visibles a medida que estudiemos la evolución física; sin embargo, no podemos hacer comprensible a nuestro espíritu los puntos referentes a la evolución espiritual, a menos de que tengamos a la vista los amplios contornos del Campo en el cual dicha evolución tiene lugar. La llamo Campo, traduciéndolo del término Kshetra del Bhagavad Gita, porque es el tipo genuino de Materia. Esta palabra expresa mejor que cualquier otro vocablo que yo pueda inventar, todo lo que está incluido bajo el nombre de Materia en la cual la evolución tiene lugar. Al presente nosotros estamos limitados al reino de un Logos Planetario, al reino al cual pertenecemos, puesto que cada Lagos Planetario preside sobre un Campo de Evolución, y esto debemos estudiado. Aquí sólo trato de los principios fundamentales. Primero debemos comprender claramente las diversas fases que el Campo presenta. Estas fases se presentan una y otra vez, y en cuanto lleguemos a comprenderlas bien, serán para nosotros a manera del hilo de Ariana para salir del laberinto. Existen siete grandes etapas de evolución espiritual, durante tres de las cuales el Espíritu desciende. A medida que el Espíritu desciende confiere cualidades a la Materia; le da ciertos poderes, ciertas cualidades, ciertos atributos, y estas cualidades, poderes y atributos son el fruto de las tres primeras etapas del descenso del Espíritu. Luego sigue una etapa, la cuarta, única en su clase, en que la Materia, habiendo de esta suerte sido dotada con diversos poderes y atributos, entra en múltiples relaciones con el Espíritu animador que ahora la compenetra. Esto constituye la gran batalla del universo, el conflicto entre el Espíritu y la Materia, la batalla de Kurukshetra entre las grandes huestes de los dos ejércitos enemigos. Aquí, en esta parte del Campo, es en donde está el punto de equilibrio. El Espíritu, entrando en innumerables relaciones con la Materia, es al principio vencido. Más adelante llega el punto de equilibrio, en el cual ninguno de los dos combatientes lleva la ventaja.

 Luego el Espíritu principia a triunfar lentamente de la Materia, de suerte que, cuando esta cuarta etapa ha pasado, el Espíritu es el dueño de la Materia, y está pronto para ascender a través de las tres restantes etapas que completan las siete. En estas tres restantes etapas el Espíritu organiza la Materia que ha subyugado y animado, y la hace servir para sus designios, así como le da la forma que necesita para manifestarse, de modo que la Materia se convierte en el vehículo por medio del cual todos los poderes del Espíritu pueden manifestarse y hacerse activos. Las tres últimas etapas tienen por objeto este ascenso espiritual. Por lo tanto, hay tres etapas descendentes destinadas a dar las cualidades; una de lucha que constituye las múltiples relaciones, y tres ascendentes en las cuales la Materia es modelada por el Espíritu en los vehículos perfectos que le son indispensables para su manifestación.
Para mayor claridad podemos presentar nuestro esquema en forma tabular:
Tres descendentes Cualidades Materialización
Siete Etapas Una equilibrio Relaciones Conflicto
Tres ascendentes Organismos Espiritualización
Esforzaos en conservar fija en vuestra mente esta idea esencial, puesto que se repite constantemente en cada una de las etapas y a todas las rige, sean cuales fueren las circunstancias especiales que puedan caracterizar a cualquiera de ellas. Esta idea os servirá siempre y en todos los casos de norte y guía, cuando os halléis perdidos en medio del laberinto de las Cadenas, Rondas, Globos y Razas, que tan fecundo manantial son de confusiones para el estudiante de Teosofía.
Después de esto, ¿qué es lo que debemos esforzamos en comprender? Lo que se llama una Cadena planetaria. Considerada una Cadena planetaria como un todo, constituye los Upadhis de un Lagos Planetario, en los cuales Su vida encarna. Siete son las etapas que deben recorrerse, y por lo tanto siete deben ser las Cadenas. Tres Cadenas durante las cuales el Espíritu desciende constantemente; una Cadena, la cuarta, durante la cual el Espíritu y la Materia están entremezclados y entretejidos teniendo entre si innumerables relaciones; luego tres Cadenas ascendentes, al fin d_ las cuales todo vuelve al seno del Lagos Planetario, para sumergirse en Ishvara con el fruto recolectado durante la evolución. Una Cadena planetaria puede así ser considerada como los cuerpos en los cuales la vida del Logos Planetario se reencarna siete veces, principiando cada Cadena con el fruto recolectado por su predecesora, y transmitiendo cada Cadena a su sucesora los frutos que ha recogido. El período durante el cual una Cadena planetaria persiste, es llamado un Manvántara planetario, y cada Manvántara es seguido de un Pralaya planetario. Los seres cuyos más elevados principios han sido desarrollados durante el Manvántara, pasan a su conclusión a un estado de felicidad supra consciente, el Nirvana planetario, al paso que aquellos que no están tan desarrollados se sumergen en un apacible sueño. Estos "nirvanis" no vuelven a nacer hasta que la siguiente sucesiva Cadena ha desarrollado upadhis a propósito para su ulterior evolución, en cuyo momento vuelven a proseguir su ulterior desarrollo y progreso.
Estudiemos ahora una sola Cadena planetaria, y veamos cómo está formada, y qué son los eslabones que la constituyen. Cada eslabón de la Cadena es una Ronda o circulo de vida; una oleada de vida constituye un círculo completo, sobre el principio ya enunciado, pasando a través de siete etapas. Durante tres etapas la oleada de vida desciende a la materia, y da nacimiento a formas cada vez más materiales. En la cuarta etapa la oleada de vida de-sarrolla formas con las cuales se origina el conflicto. En las tres restantes la oleada de vida asciende, y las formas a las cuales ha dado nacimiento se hacen cada vez más espirituales. Además, cada Ronda de la oleada de vida desarrolla un reino de la naturaleza -los tres elementales, el mineral, el vegetal, el animal y el humano- hasta la más elevada perfección de su tipo peculiar, hallándose los tipos futuros que no pertenecen a esta Ronda indudablemente presentes, pero más o menos embrionarios, comparados con su futuro desarrollo. Así, pues, siete Rondas, siete círculos sucesivos de la oleada de vida, son los eslabones que componen una Cadena planetaria.
Examinemos una sola Ronda, un solo círculo de vida, y veremos que ésta tiene también sus propias y peculiares siete etapas; pero esta vez cada etapa es un Globo, un mundo. En los tres primeros son desarrolladas las formas; en el que se halla en medio, tiene lugar la lucha entre las formas y los Espíritus que las cobijan, y de este modo las formas son animadas; en los tres últimos los Espíritus moldean las formas a voluntad. Para distinguir estos Globos unos de otros, se han empleado las letras del alfabeto desde la A hasta la G; los Globos que se hallan en el arco descendente y los que están en el arco ascendente, se corresponden entre si. En los Globos del arco ascendente se desarrolla a la perfección aquello que sólo es un bosquejo embrionario en los Globos del arco descendente, en tanto que el Globo intermedio es el punto de equilibrio, de conflicto, de vuelta. El Globo A es de sutil materia mental, y es arquetipo, esto es, contiene los arquetipos de las formas que deben ser desarrolladas durante la Ronda. H. P. B. dice: "La palabra 'arquetipo' no debe ser tomada aquí en el sentido que los Platónicos le dieron, esto es, el mundo tal como existía en la mente de la Deidad, sino en el de un mundo formado como un primer modelo que debe ser copiado y perfeccionado por los mundos que le suceden naturalmente"(5)
 El Globo G, que se halla en el arco ascendente, corresponde, por lo que a la clase de materia se refiere, con el Globo A, y contiene los arquetipos de este último Globo concluidos en sus detalles y perfeccionados. El Globo B es de materia mental más densa, y es creador o intelectual; es decir, contiene los tipos concretos derivados de los arquetipos, las cualidades determinadas, las formas toscas e imperfectas. El Globo F, del arco ascendente, corresponde con el Globo B, y contiene estas formas elaboradas y perfeccionadas. El Globo e es de materia astral, y es sustancial o formativo; esto es, construye las toscas formas de materia más densa, y su correspondiente Globo E las presenta de materia similar, pero primorosamente adaptadas para sus funciones. El Globo D es de materia física, y es el punto de vuelta, el campo de batalla entre el Espíritu y la Materia. Sobre cada Globo tiene sucesivamente lugar una etapa en el reino que se desarrolla en la Ronda, de modo que cuando la oleada de vida ha completado su circulo en tomo de los siete Globos, esto es, ha completado una Ronda, este reino está completamente desarrollado. Todos los reinos adelantan una etapa en su embrionaria carrera en conformidad con la característica de la Ronda en la cual se desarrollan. Así, en la primera Ronda, el Reino Elemental más elevado se completa, los dos restantes reinos elementales y el mineral descubren todos sus tipos, y los reinos vegetal, animal y humano son solo esbozados, mas no todavía principiados, y así sucesivamente. Este punto se tratara tunas detalladamente cuando nos ocupemos de la evolución física. En los Puranas se da el nombre de Dvipas a los Globos de nuestra Cadena, siendo Jambudvipa nuestra tierra.
Desde el momento en que nos sea dable comprender en donde al presente nos hallamos, nuestro Campo de Evolución debe ser claramente percibido. Nuestro Logos Planetario, llamado Brahma, en Su para nosotros función creadora, ha conducido ya Su reino dentro de la cuarta etapa de su evolución; nos hallamos en la cuarta Cadena planetaria. De la primera Cadena planetaria, la arquetipo, nada sabemos excepto que se la llama Su Cuerpo de Tinieblas, o de la Noche, y que sus frutos fueron los Asuras. De la segunda Cadena planetaria, la creadora, tampoco sabemos nada, salvo que fue Su Cuerpo de Luz, o del Dia, y produjo los Pitris Agnishvatta. De la tercera Cadena planetaria, la formativa, sabemos algo, puesto que su Globo D fue la Luna, fue Su Cuerpo del Crepúsculo, desarrol1o los Pitris Barhishads y siete clases de Monadas para su sucesora; a esta Cadena la lla-mamos la Cadena Lunar. La cuarta Cadena planetaria, la física, la terrestre, cuyo Globo D es nuestra Tierra, es Su Cuerpo del Amanecer, y esta evolucionando hombres.
Una vez expuestos los amplios contornos de las Jerarquías y del Campo, podemos volver al estudio de la cuarta Jerarquía, la de las Monadas Humanas, aquellas que han de convertirse en "Hombres" durante la Cadena planetaria terrestre. Esta Cadena es la cuarta, la Cadena de la lucha, del equilibrio, la Cadena en la cual el Espíritu y la Materia se entremezclan y confunden, de modo que lo mas elevado y lo mas inferior, los dos polos de la naturaleza se unen y forman un ser complejo, el Hombre: el Hombre que es el punto de partida para una evolución mas elevada. Por lo demás, estas Monadas se hallan al presente en el cuarto Globo, el Globo D, el cual es nuestra tierra, el Globo de lucha y de equilibrio, el Globo típico de esta Cadena, hallándose colocado con respecto a los demás Globos, en la misma situación que esta Cadena esta colocada con respecto a las demás Cadenas. Las Monadas se hallan, pues, en el mismo centro de la lucha, en el punto mas recio y culminante del combate y de las mayores dificultades, se hallan verdaderamente en el Kuruskshetra planetario. Aquí, en el cuarto Globo de la cuarta Cadena, deben tener lugar los mas grandes conflictos entre el Espíritu y la Materia, para concluir al fin con el triunfo del Espíritu.
He empleado la palabra "Monada Humana". Permítaseme definir lo que se quiere dar a entender en ocultismo por la palabra "Hombre". El "Hombre" es aquel ser en el universo, en cualquier punto del universo en donde se halle, en quien el mAs elevado Espíritu y la Materia mas inferior y grosera se han unido por medio de la Inteligencia, constituyendo así un Dios manifestado, que, a través del ilimitado futuro que tiene ante si, vencerá al fin todos los obstáculos que se le presenten. El "Hombre" no es necesariamente la forma que al presente veis, puesto que puede tener un millón de formas. El "Hombre" significa aquel ser en quien el Espíritu y la Materia se han dado la mano, en quien ambos se han puesto de acuerdo, o se están poniendo de acuerdo, se están equilibrando, en quien al fin el Espíritu ha vencido o vencerá a la Materia.
En los escritos ocultos se emplea la palabra "Hombre" para describir a todos aquellos seres en quienes concurren estas condiciones. Esta palabra no esta simplemente limitada a nosotros, que solo somos una pequeña raza de la gran Jerarquía humana. Para demostrar la posición que el "Hombre" ocupa en la evolución, y que esta posición es la intermedia que acabo de describir, H. P. B. ha dicho que cada ser en este universo ha pasado, o debe pasar por el reino humano; si se halla mas allá del mismo, debe haber pasado por e1; si no lo ha alcanzado, tendrá que pasar por el en lo futuro. Este paso del ser a través del reino humano no esta limitado a este globo ni a esta raza. El "Hombre" es el campo de batalla entre la Materia y el Espíritu, y cada ser debe, como Yudhishthira,tener su Kuruskshetra y vencer, antes de que pueda entrar en su reino divino.

(5) Doctrina Secreta, 1, 221, nota.

 Tal es el "Hombre".La Monada es el Espíritu divino, el polo superior del hombre, nacida del Mismo Ishvara, o mas bien, nacida dentro de El como un centro en Su vida, "una porción de El Mismo". Levanta tu cabeza, Oh Lanu; ¿ves tu una o innumerables luces brillando en el oscuro y estrellado cielo de media noche? "Yo percibo una Llama, oh Gurudeva; veo innumerables e inseparables chispas brillando en ella" (6). La Llama es lshvara en Su manifestación como el Primer LOGOS; las inseparables chispas son las Monadas humanas y otras. Para manifestarse la voluntad de Ishvara obra sobre estas porciones de Si mismo, inseparables de El, y esta voluntad las dirige hacia el mundo de materia, y así pasan al Segundo LOGOS y viven en El, los Hijos del Padre. Del Tercer LOGOS reciben el impulso que da a cada una de ellas una "individualidad espiritual", el confuso sentimiento de la separitividad. Así entran en las corrientes en que el Tres se divide en Siete, tomando cada grupo el color especial del Logos Planetario del cual procede, y entonces los siete colores se entremezclan en un maravilloso haz de brillantes luces -la primera gran danza coral celeste, el Rasalita solar- hasta que en cada Logos Planetario se perciben los siete rayos de color, un séxtuple esplendor, dominando en cada uno de ellos Su color peculiar, el cual presta su matiz a todos los rayos que con el se hallan entremezclados. De aquí que se diga que "cada hombre nace bajo la influencia de un planeta", puesto que en cada Globo de cada Cadena Planetaria aparecen los siete grupos de Monadas, presentando cada uno de ellos el peculiar color de su "Estrella Padre".
La Monada no esta todavía pronta para emprender su largo peregrinaje, pues su atención no esta dirigida al exterior, y los tres aspectos de su naturaleza., que son las reproducciones de los tres aspectos de Ishvara, dormitan en ella, y no son dirigidos hacia el universo. Pero luego estos aspectos principian a despertarse en ella por medio de las Ordenes Creadoras. De la primera Jerarquía Creadora procede el impulso de vida que despierta la Voluntad, el aspecto atmico; de la segunda se deriva el impulso que de una manera parecida despierta la Sabiduría, el aspecto buddhico; y de la tercera se origina el impulso que despierta la Actividad, el aspecto manasico. Habiendo de esta suerte sido despertada su atención hacia lo externo, la Monada esta pronta para su descenso.
Una vez franqueadas estas etapas preparatorias, la gran hueste de las Monadas que deben alcanzar la condición humana, han alcanzado su punto de residencia, en donde moraran durante edades innumerables. Esta Monadas son la cuarta Jerarquía Creadora, pronta para su larga peregrinación. Cada una de ellas es "un Dhyan Chohan individual distinto de los demás"(7), pero son demasiado sutiles, demasiado elevados en su naturaleza para poder entrar en el quíntuple universo, el universo de la mas grosera materia. Sin embargo, deben agenciarse un vehículo a fin de que sus poderes divinos puedan manifestarse en los mundos que tienen ante si, por cuyo motivo, y así como las poderosas vibraciones del Sol lanzan materia en las vibraciones que llamamos sus rayos, de la propia suerte hace la Monada vibrar la atómica materia de los planos atmico, buddhico y manasico que la rodean, del mismo modo que el éter del espacio rodea al Sol, y de este modo se construye un Rayo triple, como triple es su naturaleza. La Monada es ayudada en esta tarea por la quinta y sexta Jerarquías Creadoras, las cuales han pasado antes por experiencias similares. La quinta Jerarquía dirige la oleada vibratoria desde el aspecto Voluntad hacia el átomo atmico, y el átomo atmico, vibrando como el aspecto Voluntad, es llamado Atma. La sexta Jerarquía dirige la oleada vibratoria desde el aspecto Sabiduría hacia el Átomo buddhico, y el átomo buddhico, vibrando como el aspecto Sabiduría, es llamado Buddhi. Además, la sexta Jerarquía dirige también la oleada vibratoria del aspecto Actividad hacia el átomo manasico, y el átomo manasico, vibrando como el aspecto Actividad, es llamado Manas. Así, Atma-Buddhi-Manas, es Monada en el mundo de la manifestación, el Rayo de la verdadera Monada, se forma mas allá del quíntuple universo.
Aquí yace el misterio del Vigilante, del Espectador, del inactivo Atma, que mora constantemente en su triple naturaleza en su propio plano, y vive en el mundo de los mortales por medio de su rayo, el cual anima sus sombras, las pasajeras vidas terrestres. En las Stanzas de Dzyan esta escrito: "Dijo la Llama a la Chispa: Tu eres yo misma, mi Imagen y mi Sombra. Yo me he revestido de ti, y tu eres mi vahan (vehículo ), hasta el dia, sea con nosotros, en que tu volverás a ser yo misma y otras, tu misma y yo" 8. La Llama, la Monada, extiende el hilo de Vida, el triple hilo tejido de su propia naturaleza, y en este el Sutratma, "el Alma Hilo", son enzarzadas todas las encarnaciones, las sombras. "El Vigilante y sus Sombras -siendo estas ultimas tantas como reencarnaciones tiene la Monada- son uno. El Vigilante, o el Prototipo Divino, se halla en el extremo superior de la escala del ser, y la Sombra en el inferior" (9).

(6) Catecismo Oculto, citado en la Doctrina Secreta, I , 145.
(7) Doctrina Secreta, I, 285.
(8 )Doctrina Secreta, I, 286

El, el Vigilante, es nuestro Padre en el cielo, y "Yo y mi Padre somos uno". Nosotros somos las sombras en nuestras personalidades, y la imagen -el Hijo del Padre- en nuestras individualidades. Las innumerables sombras son lanzadas por el Rayo, y son las perlas enzarzadas en el hilo de Vida. Las sombras ejecutan su labor en los planos inferiores, y son impulsadas por la Monada por medio de su Imagen o Rayo, al principio tan débilmente que su influencia apenas es perceptible, pero mas adelante con un poder siempre creciente. "El hilo entre el Silencioso Vigilante y sus Sombras se hace mas resistente y radiante con cada cambio".
Ahora debemos dar al Hijo el nombre del Padre, a la Imagen el nombre del Vigilante, y llamarlo la Monada, pues no hay otro nombre por medio del cual se pueda describir correctamente, y en realidad e1 es una y la misma cosa. Pero la Imagen esta ahora revestida de materia, velada por Avidya, y, cegada por la envoltura que todavía no conoce, es débil y limitada en el mundo en que ha entrado. Con el tiempo llega a ser dueña del mundo, pero antes tiene que aprender a obedecer. "Aunque o1 fuese un hijo, esto no obstante aprendió a obedecer debido a los sufrimientos que experimenta, y habiéndose hecho perfecto" (10), se hizo Dueño de la Vida y de la Muerte. El hijo olvida el lugar de su nacimiento a medida que se sume en la materia, y solo gradualmente los choques externos despiertan su dormida divinidad y hacen que responda y se manifieste.
Como hemos visto, las Monadas están ahora prontas para pasar a la primera Cadena planetaria, la Cadena Arquetipo. Todo lo que de estas Monadas sabemos es que las mas avanzadas de ellas se convirtieron en Asuras. y pasaron a formar parte de la quinta Jerarquía Creadora. Otras, menos avanzadas, continuaron su evolución en la segunda Cadena planetaria, la Creadora, y las mas avanzadas de ostas se convirtieron en Agnishvattas, y entraron en la sexta Jerarquía Creadora. Una vez mas las menos avanzadas prosiguieron su evolución en la tercera Cadena planetaria, la lunar, y aquí las vemos surgir de ella clasificadas en tres grandes grupos.
1° En primer termino hay los verdaderos Pitris, llamados a veces Pitris Lunares, pero que con mejor propiedad se pueden llamar los Pitris Barhishads, que son las entidades mas avanzadas de la Cadena Lunar, los cuales pasaron a su conclusión a la séptima Jerarquía Creadora. Estos Pitris son los "Dioses Lunares", los "Señores de la Luna de los cuerpos aéreos", cuyo deber es dirigir la evolución física en la cuarta Cadena planetaria, la terrestre. Aunque menos desarrolladas, pertenecen a esta clase de Pitris otras dos clases de Monadas, llamadas diversamente Dhyanis Menores y Pitris Solares, las cuales constituyen las categorías de la Cadena lunar que siguen inmediatamente después de los Pitris Barhishads; la primera clase había desarrollado ya el cuerpo causal, y la segunda estaba pronta para su formación, hallándose de esta suerte todas ellas demasiado avanzadas en su evolución para formar parte de la cuarta Cadena en sus primeras Rondas, por cuyo motivo solo entraron a formar parte de ella a la mitad próximamente de la cuarta Ronda, durante la tercera y cuarta Razas Raíz. Por lo tanto, este primer gran grupo comprende tres clases de Monadas.
2° Cuatro clases de Monadas suficientemente desarrolladas para alcanzar la etapa humana durante las tres y media primeras Rondas de la Cadena terrestre. Estas Monadas son también con frecuencia llamadas "Pitris lunares", y este nombre no esta del todo mal aplicado, puesto que proceden de la Cadena lunar; sin embargo, no son los "antecesores" de los hombres, sino que se están desarrollando en hombres, por cuyo motivo no deben ser llamadas Pitris. Como quiera que sea, H. P. B. les dio este nombre, el cual ha tornado carta de naturaleza en la terminología Teosofica. Esto importa poco, con tal que no sean confundidas con los genuinos Pitris Lunares del Grupo primero, los Señores de la Luna.
3° Tres clases de Monadas procedentes de la evolución lunar que se quedaron demasiado rezagadas del avance general. Estas Monadas solo serán humanas a la conclusión de la séptima Ronda de la Cadena terrestre, y formaran la humanidad de la quinta Cadena Planetaria, la que sucederá a la nuestra. Al presente se hallan subiendo su lento camino ascendente en los reinos mineral, vegetal y animal.
Las siete clases que constituyen los Grupos 29 y 39, son las siete clases de "Pitris lunares" mencionados a menudo por H. P. B. A fin de evitar confusiones, los llamare simplemente "Monadas de la Cadena lunar" -termino también empleado por ella- o Monadas exlunares, y limitare el empleo de la palabra "Pitris Lunares" a los "Señores de la Luna de los cuerpos aéreos". Se dice que las Monadas de la Cadena lunar están clasificadas según su "evolución, conciencia y merito" 11 y que esto fijo su herencia en el transcurso del tiempo.

(9) Doctrina Secreta, I, 285-2, Ibid.-285.
(10) Hebreos, V, 8, 9.
(11) Doctrina Secreta, I, 195.

Estas siete clases de Monadas, que son el resultado de estas diferencias evolucionarias, no deben ser confundidas con los siete tipos de Monadas que son el resultado de los colores recibidos de los siete Logos Planetarios antes mencionados. En cada una de las siete clases se hallaran Monadas de todos los siete tipos, de modo que cada clase tiene representantes de cada uno de los siete colores. Por tanto, estos siete tipos aparecen simultáneamente y uno al lado del otro, cuando una clase entra a formar parte de la Cadena planetaria, y cada clase sucesiva presenta por si sola los siete tipos.
Para la exposición de la genealogía monádica del hombre, omitimos al presente al Grupo primero, a los Pitris Lunares, porque están relacionados con la evolución física, así como a las dos clases de Dhyanis Menores, porque se hallan en el Nirvana lunar, asimilándose los resultados espirituales y mentales de pasadas experiencias, y no entraran a formar parte de la Cadena terrestre pasta la quinta Ronda. Aquí solo debemos ocuparnos de los Grupos segundo y tercero, esto es, de las siete clases que sucesivamente vienen a la tierra.
La Monada, Atma-Buddhi-Manas, cobija las formas que evolucionan no descendiendo mas allá del nivel atómico del piano manasico, y allí únicamente esta representada por el átomo manasico, adquirido por su Cadena, como antes se ha dicho, con la ayuda de las Ordenes Creadoras quinta y sexta. Es emitido un hilo de vida revestido de materia buddhica, el cual se une a los átomos disponibles apropiándoselos en cada etapa sucesiva como "átomos permanentes", y estos átomos forman parte de las formas preparadas para la Monada por la agencia de los Señores de la Luna, en el orden que estudiaremos al tratar de la "Evolución Física". Bastara decir aquí que en cada Globo están representados los siete reinos; tres reinos elementales, un reino mineral, otro vegetal, otro animal y otro humano. Los reinos que son peculiares a la Ronda que tiene lugar, o a las precedentes, están plenamente representados, mas aquellos que se hallan mas allí de la evolución de esta Ronda solo lo están embrionariamente. Aunque podrá parecer extraño tratar a nuestra actual humanidad de embrionaria, sin embargo, así es en realidad, cuando se la compara con los esplendorosos seres imposibles de imaginar al presente que constituirán la humanidad de la séptima Cadena, la humana. Cada reino esta dividido en siete etapas, departa-mentos o provincias, como lo vemos claramente cuando estudiamos al hombre en sus siete Razas Raíz, aunque estas etapas no son tan visibles a nuestros ojos en los reinos inferiores. Y en realidad solo reconocemos su existencia por el hecho de que las Monadas marchan mas lentamente en proporción de lo que están menos desarrolladas, siendo arrastradas gradualmente en su lento movimiento de avance, y quedándose las mas jóvenes cada vez mas y mas rezagadas a medida que viajan a lo largo de los Globos de la Cadena terrestre.
Cuando las Monadas exlunares de la primera clase del Grupo segundo -las mas desarrolladas- llegan al Globo A de la Cadena terrestre, pasan rápidamente a través de las formas -preparadas por los Pitris Barhishads- de los seis reinos inferiores, y alcanzan la etapa mas inferior del reino humano. Dichas Monadas repiten este proceso en los Globos B, C, D, E, F y G, pasando por una etapa humana en cada Globo, hasta que en el Globo G completan las siete etapas humanas y de esta suerte han pasado a través de todas las cuarenta y nueve etapas -siete en cada uno de los, siete reinos- que constituyen una Ronda. Debo advertiros que "humano" no significa aquí nada semejante a lo "humano" que conocemos. Hasta que las Monadas llegan al Globo D de la Ronda no hallan ninguna forma física humana.
Las Monadas exlunares de la segunda clase siguen a las de la clase primera, pero viajan con menos rapidez que sus predecesoras, de modo que al fin de la Ronda solo han completado el reino animal y han tocado los bordes del humano; solo en la próxima Ronda completaran las siete etapas del reino humano.
Las Monadas exlunares de la tercera clase siguen a las de la clase segunda, pero se quedan algo mas atrás que estas, pues solo están prontas para pasar desde el reino vegetal al animal a la conclusión de la primera Ronda, al paso que las de la cuarta clase solo están prontas para salir del reino mineral.
Las restantes tres clases que constituyen el Grupo tercero de las Monadas exlunares, se hallan respectivamente en los bordes del reino mineral la primera de dichas clases, en el mas elevado reino elemental la clase segunda, y en el reino elemental medio la tercera clase, a la conclusión de la primera Ronda.
Por consiguiente, la clase primera ha pasado a través de cuarenta y nueve etapas; la clase segunda por cuarenta y dos etapas; la clase tercera por treinta y cinco; la clase cuarta por veintiocho; la clase quinta por veintiuna; la clase sexta por catorce; y la clase séptima por siete. O, tomando a esta ultima clase como a unidad, la clase primera ha viajado siete veces mas rápidamente; la segunda clase seis veces; la tercera clase cinco veces; la cuarta clase cuatro veces; la quinta clase tres veces; y la sexta clase dos veces.
Debe tenerse en cuenta que en la primera Ronda solo se hallan en el Globo A los arquetipos del reino mineral, y que el tipo mas denso de materia que se desarrolla en esta Ronda, solo es alcanzado en el reino mineral en el Globo D, existiendo solo como gérmenes mentales, los mas elevados tipos vegetales, animales y humanos.
En la segunda Ronda, solo las Monadas exlunares de la primera clase entraron en el reino humano vigorizando los gérmenes en los cuales moraron; las de la segunda clase alcanzaron el reino humano y adquirieron una etapa de progreso en cada Globo, completando las siete etapas en el Globo G; la tercera clase llego al reino humano en esta segunda Ronda, mientras que la cuarta clase completo el reino vegetal y estuvo pronta para el animal.


En la tercera Ronda, las Monadas exlunares de la primera y segunda clase trabajaron todavía en el desenvolvimiento de los gérmenes de la humanidad, mientras que la tercera clase recorrió las siete etapas del reino humano en esta Ronda, y la cuarta clase alcanzo justamente las fronteras de este mismo reino, pasando así al reino humano al principio de la cuarta Ronda.
Mientras tanto, las tres restantes clases mas atrasadas subían lentamente su camino, de modo que en la cuarta Ronda todas habían pasado mas allá de los reinos elementales, y al presente son las Monadas que animan a los animales, vegetales y minerales; pero no alcanzaran el reino humano en esta Cadena, debido a que la naturaleza no produce ya en ella formas humanas de un tipo suficientemente inferior para su humanización. Frecuentemente se llama a la cuarta Ronda, la ronda humana, debido a que al principio de la misma aparecen en el Globo A los arquetipos de cada Raza Raíz; pero en realidad es la Ronda en la que el mineral alcanza su perfección; esto es, el punto de su mayor dureza y densidad. Cuando las primeras Monadas en evolución llegaron al Globo D en la cuarta Ronda, estaban prontas para desarrollar al hombre según un muy elevado tipo, y el Chhaya de los Pitris Barhishad fue entonces la forma a la que el átomo fisico permanente se unió, siendo el Chhaya de materia etérea. El Aiteraya Brahmaya esboza en cortas frases esta larga evolución, este paso de las Monadas a través de los reinos mineral, vegetal y animal, para culminar en el reino humano. Dice: "En las hierbas y árboles se percibe la vida; en los seres que alientan y respiran se percibe la inteligencia, y en ellos el Yo esta mas manifestado. En estos últimos se percibe también la vida, mas la inteligencia no se percibe en los primeros. En el hombre el Yo esta mas manifiesto, esta dotado de un mayor conocimiento. El hombre habla de aquello que sabe; ve aquello que conoce; sabe lo que ocurrió ayer; conoce lo visible y lo invisible; por medio de lo mortal aspira a lo inmortal. De esta suerte esta dotado el hombre"(12) Acerca de este punto se lee en el comentario de Sayana: "En lo inconsciente, la tierra, las piedras, etc., solo Sat esta manifestado, y el Atma no ha alcanzado todavía la forma de Jiva. Los Jivas inmóviles, esto es, las hierbas y los árboles, así como los móviles que poseen Prana como aliento, ambos son etapas de manifestación en un grado mas elevado".
Las Monadas mas avanzadas cobijan entonces las formas embrionarias de la primera Raza Raíz, y dirigen el desenvolvimiento de los fetos humanos en la matriz del tiempo. Sus Rayos vivifican las envolturas de materia que las envuelve y les construyen órganos apropiados que les permiten comunicarse con el mundo exterior. El sentido auditivo es el primero que debe ser desarrollado, el cual en lo futuro responderá al grado de vibraciones conocido como sonido. Despierta en su propio plano, la conciencia monádica responde confusamente, muy confusamente a través de la materia que la envuelve, de suerte que las formas son casi insensibles. En el plano fisico, estas formas sienten la presencia del fuego, el primer contacto al que la conciencia responde allí por medio de las primitivas formas.
Cuando la Monada pasa a la segunda Raza Raíz, añade el sentido del tacto a su conciencia del plano fisico, y principia a responder al contacto del aire del mismo modo que al del fuego. Cuando escuchamos, percibimos débiles sonidos a manera de cantos procedentes de las variadas e indefinibles formas que representan a la humanidad; simples vocales inarticuladas a manera de sonidos que indican débilmente la presencia de emociones causadas por ocultos resortes. La conciencia que allí existe, reside mas bien en el plano superior que en el inferior. Allí tiene lugar un sueño apacible y tranquilo que procede del interior, al paso que la percepción del placer y del dolor que proceden del exterior, apenas si se deja sentir. Es la conciencia monádica despierta en los planos elevados, pero no en los inferiores, y las formas solo responden allí muy débilmente, casi son insensibles. Sin embargo, responden con alguna mayor intensidad que las de la primera Raza.
Con la entrada de la Monada en la tercera Raza Raíz, el progreso se acelera. El sentido visual se añade lenta y gradualmente a los sentidos auditivo y del tacto, y con esto el conocimiento del mundo externo se hace mas claro y definido. El lenguaje, que durante la primera y segunda subrazas, solo consiste en meros gritos, gritos de placer y dolor, de amor y cólera, se convierte en monosilábico en la tercera subraza. La conciencia del contacto del agua se añade a los del fuego y aire, y la forma humana, tosca e imperfecta, pero ahora clara y distintamente humana, cobijada por la Monada, esta pronta para recibir la inteligencia que la hará hombre. Ahora responde clara y distintamente a los impulsos de vida que le llegan de arriba, pero en el plano fisico es estúpida e ignorante, y hallándose sacudida por choques de dolor y placer procedentes del exterior a los cuales cede ciegamente, se ve por este motivo arrastrada de acá para allá.

(12) Aitareyaranyaka, II, Ill. 2.

 La Monada no puede dominar a su vehículo fisico, el cual responde a los enérgicos choques de su plan con tanta mayor fuerza cuanta mayor es la suma de vida que recibe de arriba. Esta vida es transmutada en sensaciones, y fluye a lo largo de los canales de los instintos animales. Para la Monada, el aumentar este flujo de vida es lo mismo que aumentar el peligro; es como aumentar la presión del vapor de una maquina que no tiene quien la guíe.
Entonces llegan los Hijos de la Mente para añadir el elemento indispensable a la seguridad y al progreso. Ahora debe principiar la evolución intelectual, y oscurecer por algún tiempo lo espiritual. Lo espiritual debe ceder ante el empuje de la inteligencia, y retirarse por el momento, dejando que esta coja las riendas y guíe las próximas etapas de la evolución. La Monada principiara a dirigir sutil y silenciosamente a la inteligencia, trabajando indirectamente por medio de ella, estimulándola por medio de sus energías, desarrollándola por un incesante flujo de potente influencia procedente del interior, al propio tiempo que la inteligencia lucha con los vehículos inferiores, para ser vencida y esclavizada al principio, pero para vencer y dominar al fin lenta y gradualmente. Y aquí dejamos la evolución monádica que ahora continua silenciosamente debajo de la superficie, hasta el momento en que la triunfante inteligencia se sumergirá en el espíritu.
Tal es, brevemente expuesta, nuestra genealogía por lo que al lado del Espíritu se refiere. Vemos que procedemos de Dios; vemos a los grupos de los Grandes Seres que nos educaron en nuestra infancia; vemos las etapas de nuestro desarrollo y crecimiento, y como pasamos desde una Cadena a otra, desde una a otra Ronda, desde un Globo a otro, hasta que llegamos a nuestra tierra y tocamos el suelo que conocemos. Luego percibimos confusamente la llegada de los "Hijos de la Noche", los "Hijos de la Sabiduría Tenebrosa", aquellos que traen ahamkara para formar al hombre, y sabemos que esto constituye una parte de nuestra genealogía, que ellos son también nosotros mismos. Vemos al Espíritu oscurecido, y sabemos que el Espíritu debe perfeccionarse en el silencio, en tanto que el guerreador Intelecto continua combatiendo, hasta el momento en que depositara sus trofeos a los pies del Espíritu, y el hombre, haciéndose divino, reinará sobre la tierra.

Genealogía del Hombre
de Annie Besant
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